En el Lazarillo de Tormes, nos encontramos con este individuo como pícaro, ya que se aprovecha de la situación de tener un señor que lo alimente, le de cobijo, ropa, etc... y aunque no le es fácil soportarlo al principio, es capaz de aguantarlo y con astucia exprimir su oportunidad. En el fragmento del Quijote, los galeotes se aprovechan de la situación mental de este falso caballero para que se enfrente con los guardias y los liberen. Consiguen llevar a cabo su misión y una vez que son liberados, no cumplen con su correspondiente parte del trato, acompañar a Don Quijote a la ciudad, para contarle la hazaña a Dulcinea.
Estos dos ejemplo reflejan bastante bien lo que hace referencia a la picaresca, que no es otra cosa que astucia para aprovechar las oportunidades, si bien con un fin un poco egoísta.
Esto nos leva a pensar si algo ha cambiado. Y es que cada cual intenta aprovechar sus oportunidades, es algo absurdo distinguir pícaros según su clase social, ya que todos al fin y al cabo lo somos, a nuestro rango, con nuestras oportunidades, pero lo somos.
Y por su puesto que aún quedan personas diferentes, en este coso los que se les comparan con el Quijote, que intentan ayudar también a los demás, pero si nos paramos a pensar, ¿son tan diferentes unos de otros? Recordamos que Don Quijote liberó a los galeotes porque quería algo a cambio, y hoy en día, muy pocos son y cada vez menos los que hay que te ayudan y no te piden algo a cambio, o te lo recuerda con el tiempo.

Yo personalmente me considero más parecido al Quijote, ya que a veces, aunque te gusta ayudar a los demás, y no busques nada a cambio, cuando tu necesitas de algo o alguien y este no te lo proporciona, te sientes algo traicionado, y al menos yo, le argumento su mal comportamiento, con una buena acción mía hacia él.
Definitivamente, pícaros o quijote, todos tenemos un parecido y lo que está claro es que esto va a ir aumentando, y que nadie es bueno para luego deja que se aprovechan de él.